
Me he sentido muy agusto y feliz en el momento en el que he leído esta noticia, ya que muestra un acto tremendamente desinteresado y humano. Además, de hecho, se trata del Instituto que está en el barrio Virgen del Remedio de Alicante. Barrio en el cual reside un consiliario de la JOC y buen amigo mío: Ginés Pardo. Es en este barrio y a través de la Plataforma del Barrio donde he tenido el gusto de participar y hacer mi pequeña aportación dutante 5 añicos como monitor y coordinador del Campamento Urbano. Una iniciativa promovida por la parroquia, pero respaldada por todo el resto de asociaciones y colectivos que conforman dicha Plataforma. En este período de crisis, de malestar, de incertidumbre en el futuro más cercano inclusive, este tipo de acciones son motivos para una gran esperanza y de que las soluciones a determinados problemas son posibles de forma conjunta. Ahí os dejo con la noticia.
Los docentes aportan dinero para el desayuno de estudiantes con problemas económicos y así tratar de mejorar su rendimiento en las clases. La "hucha" solidaria, una caja de cartón en la sala de profesores del IES Virgen del Remedio, se repone cada mes.
Profesores del instituto Virgen del Remedio de Alicante han creado un fondo solidario para permitir que alumnos con problemas económicos pueden desayunar cada día. La iniciativa ha surgido después de la presión que los docentes han observado entre algunos de los estudiantes por la falta de medios en sus hogares. Según explican, un 60 por ciento del centenar de profesores que componen la plantilla del centro colaboran con lo que han dado en llamar la "hucha solidaria".
El jefe de Estudios del instituto, Simeón Manso, explica cómo en ocasiones los profesores preguntan a los alumnos "qué han desayunado, porque se les ve alicaídos en clase, y te dicen que no tienen nada en su casa". El funcionamiento del sistema consiste en poner "entre 5 y 10 euros al mes de forma simbólica y a fondo perdido, aunque las familias se esfuerzan por ir devolviéndolo poquito a poco". A Sofia Morales, la directora del instituto, lo que más le preocupa es que no se confunda la iniciativa de su centro con un solapamiento de los Servicios Sociales: "Los trámites de la Administración se dilatan demasiado en el tiempo, hasta 5 o 6 meses, para familias de alumnos que viven auténticas situaciones de urgencia. Las comprobamos de antemano a través del mediador socioeducativo y tratamos de ayudar".
La iniciativa arrancó a mediados del curso pasado pero no se ha quedado ahí. "Los que trabajamos en esta zona hemos visto cómo se degrada y cómo afecta la crisis económica a los niños". Maurilio Bianchi, el mediador socioeducativo del instituto, aprovecha su contacto directo con los padres para comprobar el entorno de los chavales que tienen más dificultades en los estudios "y normalmente coinciden con necesidades sociales", explica.
"Cuando no comen no rinden en el estudio -añade Bianchi- y hemos encontrado familias con grandes problemáticas aunque tenemos muy claro que no somos los servicios sociales", insiste. De hecho ponen en marcha un protocolo oficial para informar a la Administración mientras llevan a cabo su propia "intervención de campo" para actuar con la inmediatez que exigen estas situaciones. "Decidimos crear una especie de microcréditos para facilitar a los más necesitados que pasen el fin de semana sin apuros. No se trata de grandes cantidades pero les salvan del corte de la luz, del agua o de la necesidad de una bombona de gas".
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